El uso de las plantas en el Espiritismo Cruzao

El uso de las plantas en el Espiritismo Cruzao

El uso ritual de las plantas no se ha limitado sólo a las expresiones de origen africano, son parte también del cuerpo de creencias y prácticas que conforman las tendencias cubanizadas del espiritismo ( Se le denomina tendencia cubanizada del espiritismo al conjunto de variantes de creencias y prácticas espiritistas compuestas por el espiritismo cruzado, el cordón y los que realizan sus prácticas de forma individual. La expresión del término refiere la forma concreta de acercamiento de estos grupos al modo de actuar y sentir a lo cubano su sentimientos religiosos ) , que surgieron de la mezcla o fusión del espiritismo teorizado en Francia por Allan Kardec con otras manifestaciones religiosas que ya habían hecho su impronta en nuestra realidad social. Entre ellas y el espiritismo se produjo un proceso de asimilación y aporte del ritual y de objetos materiales de culto, que trajo como consecuencia la creación de grupos espiritistas con disímiles prácticas rituales, alejadas, por supuesto, de la ortodoxia de su teórico y sistematizador.

Por ejemplo, y es el caso que nos ocupa, entre los elementos rituales que el Espiritismo Cruzado hace suyo con más fuerza en las expresiones de origen africano, se encuentran las plantas. Para hacerlas resaltar en su empleo ritual apelan no sólo a la comunicación con los espíritus o muertos, sino también se apoyan en objetos materiales. No se concibe entonces un ceremonial de Espiritismo Cruzado donde no se usen plantas, ya sea para santiguar, limpiar o apartar la acción de un “muerto oscuro” o como método curativo para dolencias somáticas. He aquí la relación religión – salud – enfermedad como una forma práctica de utilidad del macromundo llamado naturaleza.

A decir de los creyentes, en el Espiritismo Cruzado las creencias en los poderes espirituales de las plantas les permitirán mantener su autocontrol o autodominio ante determinadas situaciones que se les puede presentar en la vida, y por su intermedio, además, influenciar positivamente ( A veces la influencia positiva o un bien, puede ocasionar consecuencias negativas o mal para el contrario del que acude en busca de ayuda, sobre todo si se trata de problemas de relaciones interpersonales ) en el que acuda en busca de caridad o salvaguarda. He ahí la importancia de su uso.

Al respecto existe un conjunto de plantas que, a veces por conocimiento empírico, otras por transmisión oral, por sugestión del nombre popular, o por la conjunción de varios o todos estos factores, son utilizadas en rituales de exorcismo para “alejar” o “quitar” un “muerto oscuro”, que a decir del practicante, entorpece el buen desempeño espiritual del consultado. De esta forma, los elementos del reino vegetal dejan de ser considerados elementos comunes en sí mismos, para adquirir un nuevo sentido, portador de una fuerte carga emotiva y afectiva.

Lo cierto es que la relación deidad-planta en el Espiritismo Cruzado adquiere una representación especial, aun cuando la base de sus creencias y prácticas religiosas sea la creencia y comunicación con los muertos. En sus bóvedas espirituales o altares aparecen objetos rituales ataviados con plantas. El ejemplo más ilustrativo son los muñecos o muñecas de color negro, confeccionados artesanalmente que se pueden hallar junto a la bóveda espiritual. Estos muñecos representan al supuesto guía espiritual o muerto que “asiste” al creyente y debe cargárseles mágicamente para mitigar cualquier anomalía que se le presente a su poseedor. Al tiempo que aparecen también figuras del santoral católico que el creyente relaciona con deidades africanas, a las cuales, según la tradición africana, se les asigna la propiedad de poseer determinadas plantas y cumplen la función de proteger al creyente.

El muerto es representado mediante los o las muñecas artesanales que siempre, según dicen los espiritistas, – cuando se hurga sobre los elementos etnográficos que caracterizan esas figuras-, están vinculadas a fuerzas protectoras (deidades) que, según refieren, cuando se “materializan” en la obra espiritual asumen los poderes de esas deidades.

Dentro del espacio aprehensible del espiritista cruzado adquiere relevancia la confección de su fundamento espiritual o cazuela, receptáculo que en su interior concentra disímiles fragmentos de la naturaleza vegetal, animal y mineral, el cual servirá de objeto protector. Su uso, en diferentes rituales espirituales, se asocia al poder sobrenatural que le atribuyen los creyentes. Con este mismo fin, se preparan también amuletos, resguardos, collares, manillas, etc. Aspecto importante en este sentido es la similitud en cuanto a la confección y proceder de espiritistas cruzados y paleros.

Vale, además, significar que la utilización de las plantas se orienta más a su connotación religiosa que a su sentido filogenético en correspondencia con la autoimplicación del creyente, lo cual le permitirá resaltar las cualidades mágicoreligiosas de su empleo en dependencia de la consecución de un objetivo determinado.

De tal modo son empleadas para despojos o rompimientos ( Despojos o rompimientos: como su denominación lo indica, es la acción de quitar o romper algún «daño» a alguna persona. La vía que se utiliza es la religiosa mediante el pase de hojas o gajos de plantas por el cuerpo del damnificado como labor depurativa, se utiliza, además, aves o huevos de gallina. Todos los objetos que se emplean en esta actividad litúrgica luego son depositados (botados) en una encrucijada o cuatro caminos ) , para apartarle al “necesitado” un “muerto oscuro”; separar parejas que no llevan una convivencia feliz y hacer progresar a los que desean mejorar posiciones laborales. Se usan también, en baños espirituales o lustrales y en limpiezas o baldeos de casas, cuando existen riñas o desavenencias familiares, o para depurar “el aura” del que dice sentirse perturbado; en santiguaciones, y para protegerse ante posibles obstáculos, etc.

Es importante señalar en esa relación hombre-naturaleza establecida en el Espiritismo Cruzado, la experiencia práctica que va adquiriendo el creyente de la vegetación que le rodea. El espiritista cruzado no siempre se adentra en el monte en busca de la(s) planta(s) que necesita, a veces, se auxilia del Osainista (Se le denomina Osainista a aquel especialista religioso que ha pasado una ceremonia y se le ha concedido poderes especiales para poder comunicarse con los espíritus de las plantas ) , cumple así con lo establecido entre creyentes de las religiones de origen africano. Si el tiempo apremia y la experiencia lo acompaña, es capaz de traspasar las fronteras que delimitan una expresión de las otras, le pide permiso a los Mpungos, paga su derecho (Según la tradición africana cuando se entra al monte a cortar plantas para actividades rituales es necesario pagar un impuesto a los espíritus de la vegetación por conceder la “gracia” de sus servicios ) y recoge, atendiendo a su creencia en los muertos, con sumo cuidado, como lo estipulado entre paleros y santeros, lo que necesita de la vegetación. Así recolectará la materia prima que utilizará con posterioridad.

Se destaca de esta forma la creatividad religiosa del espiritista cruzado. Su modo de apropiarse de objetos con simbolismo religioso se hace más fuerte y evidente mientras más necesidad muestre el creyente de exteriorizar sus sentimientos religiosos como forma de significar sus creencias. He aquí la importancia que adquieren las plantas dentro del ritual de estos practicantes.

VALORACIONES GENERALES

La importancia del uso de las plantas no sólo radica en el conocimiento empírico y en el poder divino que le adjudican los creyentes, sino en sus múltiples usos, en esa relación afectiva de dependencia que se va estableciendo entre el creyente y los elementos de la naturaleza, en el uso frecuente que hacen de ellas.

Conocer las propiedades medicinales que tiene cada planta, su uso medicinal y la dosificación, siempre dependerá del caso particular que se le presente al practicante. Su vivencia personal le ayuda a seleccionar la(s) planta(s) y su tradición religiosa le apunta a la continuidad de la práctica. Al respecto, un espiritista expresa “Todas las religiones africanas y espirituales parten del ewé ( Ewé : Frase que se utiliza para resaltar las propiedades «espirituales» de las plantas )de las hierbas, porque para nacer se nace con hierbas, para limpiar se limpia con hierbas y para morir limpiamos con hierbas. Así la importancia”, y agrega: “Las plantas son las que depuran y las que ayudan a todo. La botánica es de Osaín” ( Osaín: Orisha considerado dueño del monte, de las hierbas, también de la medicina. Se sincretiza con San Antonio, San Silvestre y en la provincia de Matanzas con San Ramón . En Palo Mayombe se le denomina : Ngurunfinda )

A partir de la información expuesta por paleros y espiritistas cruzados, queda evidenciado que la importancia del uso ritual de las plantas no se puede analizar sin tener en cuenta el vínculo hombre-naturaleza y hombre-sociedad, y que ha de valorarse, desde el punto de vista teórico, asociada a la idea de poder a ellas conferida. El poder lo representan, por un lado, la figura de Nsambi- divinidad suprema de origen congo que representa la creación-, y por otro, los muertos o espíritus guías que acompañan a los creyentes, quienes, según los entrevistados, le imprimen a la vegetación poderes especiales que trascienden su entorno natural.

Para los creyentes este poder dista mucho de ser abstracto. Lo sobrenatural opera de manera directa e inmediata en sus vidas. También en la proyección hacia el futuro y la forma de enfrentarlo. De ahí que sea tan importante convocar la atención de las fuerzas protectoras. Las plantas se presentan como un elemento mediador de suma importancia al asumir no sólo el rol terapéutico que les es propio y reconocido en el ámbito científico y popular, sino que alcanza otras dimensiones al incorporarse la intervención de lo sobrenatural con el consiguiente efecto curativo y compensatorio que ésto tiene en la mentalidad del creyente. Se evidencia, entonces, el desarrollo de un pensamiento por analogía sustentado en la asociación que se establece entre el nombre o denominación popular de las plantas y su uso en la mediación de conflictos. Así serán utilizadas diferentes plantas en un mismo tratamiento somático y religioso. En esa misma relación se emplean las diferentes partes de las plantas: hojas, frutos, corteza, raíz.

Lo más importante en el uso de las plantas, lo que las hace sobrepasar los marcos religiosos y trascender a un plano más social, es precisamente su vínculo con la salud y su empleo popular como medicina verde. Los entrevistados lo saben y así reconocen su valor, las recomiendan en casos de enfermedad y alertan sobre los daños que puede ocasionar una incorrecta utilización de determinado tipo de planta. En ese sentido se sienten importantes por su aporte a la sociedad e indican al que va en busca de apoyo la necesidad de consultar al facultativo y seguir los dos tratamientos a la vez.

©️ngangamansa.com

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