Palo Monte Tratado de Marokutu y Kangalanga

Oreja no pasa cabeza, pero la sabiduría se supera. Erase Marokutu, un viejo consagrado a su religión por lo cual llego a ser un gran sabio en la comarca. Marokutu al estar adiestrado en años no quería compartir su sabiduría con nadie, se vuelve tosco y solitario hasta con su propio hijo llamado Kangalanga.

Kangalanga perseguía a su padre a todo lugar que fuera y a todo rito que fuera, con el tiempo llego a ser tan diestro como su padre, aunque este lo superaba en sabiduría.

Un día en la fiesta de Zarabanda, Marokutu se encontraba dominando la valla y gozando de su victoria, entra Kangalanga cantando “vete cocodrilo para la calle, que yo voy a cantar; cocodrilo vete caminando despacio, que yo voy a hablar”. Marokutu al ver a su hijo hablar de esa manera y ofendido por su hijo canto “buey con buey no come miedo, choca frente con frente, no come miedo, mira perro no come perro, ni perro ya comerán”.

Pues todos se miraron al ver a su hijo hablarle así de esa manera a su padre. Marokutu era el jefe de la tribu y nadie se atrevía a hablarle de esa manera por el poder que tenía y su gran sabiduría y ofendido por su hijo, Kangalanga; canto “monte tienen garabato verán verán, monte tienen garabato Kangalanga”.

Pues ya todos simpatizaban con el joven Kangalanga mientras cantaba “cuando en mí tierra no hay sol yo brinca el Iado haya, yo quemo guan seco candela colora”. Marokutu enfurecido por su hijo al ver que ni en los alrededores de la comarca nadie se atrevía a decirle lo contrarío, por su seriedad y respeto.

Kangalanga canto “Zarabanda fue al monte, que fue a buscar”. Marokutu le hablo a su hijo y dijo :” tu eres hijo mío, tu entra bueno, fuerte, tu entra camino de la brujería, tu entra sabio, tu entra en la crianza, tu juramento es para siempre recuerda que yo soy tu padre y nunca te voy a odiar, pero recuerda que oreja no pasa cabeza. Que la sabiduría se supera y arriba nganga no hay maricones (manganiono). Marokutu al hablar de esa forma encabronado y también reconociendo que su hijo tenía sabiduría, le canto “prende los cabos de velas nos vamos para el velorio caminando Kangalanga, porque en una tierra no podían haber dos sabios, mientras Kangalanga con burla le canto “y yo, y yo, ni caimán yo no mete con nadie Marokutu”. Marokutu le canto “pañuelo luto escrito, tierra bendita no come perro, ni perro ya no comerá Kangalanga”.

Kangalanga que ya se sentía el rey de la comarca y sus alrededores, todos ya admiraban al joven Kangalanga, por la sabiduría que poseía, que ni el mismo padre nunca se imagino que su hijo hubiese aprendido tanto, que fue capaz de desafiarlo delante de esos grandes sabios.

Tampoco Marokutu sabía que su hijo lo perseguía y se escondía para que su padre no lo viera en aquella famosa cueva llamada solitaria. Por eso hay un viejo refrán que dice “nosotros los ganguleros no debemos hacer nada delante de los niños, los niños aprenden de nosotros y aprenden lo que miran”.

Mientras Kangalanga le canto a su padre “vamos al velorio de Estanislao para el monte Marokutu”, y Marokutu canto y le dijo “vamo vamo”. Llegaron al claro del bosque enfrentándose en fiero combate, Marokutu tenía un machete y Kangalanga también, los árboles se mecían de formas extrañas, le decía a su padre “yo hablo contigo, la tiñosa ver tu sombra, la muerte te esta esperando, el cementerio va a comer bueno”. Marokutu cae al piso herido sangrando, cortándole el brazo derecho y el muslo izquierdo, mientras Marokutu le dice a su hijo casi muriendo “recuerda que yo soy tu padre y arriba de la tierra no hay agravio, hoy es hoy y mañana será mañana, nacen cientos y mueren cientos.

Permiso de Dios, permiso al Cielo, permiso a la Luna, permiso a las Estrellas, permiso a los Cuatro Vientos, permiso a Vira Mundo, permiso a Lucero Mundo, permiso a Mariata Ponde, permiso a Siete Rayos, permiso a Siete Punta Loma, permiso a Centella come bueno de corazón”.

Con estas palabras muere Marokutu y Kangalanga habla con todas las personas de la tribu y dice “la lengua del kongo, no es mierda”.

Las manos mías trabajan, la lámpara del muerto coge el yeso, permiso a Dios. Kangalanga coge el yeso y los presenta al cielo y dice “que culpa tengo yo, mí padre se murió. Todos los Tatas comen juntos, toca campana simbra el mundo, buena noche a África, junto a la madre, junto al padre, hijo no nace solo. La sabiduría se compartió”.

©️ngangamansa.com

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