Palo Monte Los preceptos de la Semana Santa en las Religiones Africanas

Para los adeptos de las Reglas o Religiones Africanas que aun observan escrupulosamente los preceptos de la “Semana Santa, era y es un gran día el “Sábado de Gloria”. El mejor día para cortar palos y arrancar yerbas; para saludar a la ceiba. “Jueves y Viernes Santos”, olochas, iyalochas y babalawos, se abstienen de ejercer sus funciones, y de ofrendarle comida a sus orishas; se vacía el agua que baña las piedras del culto y se cubren con telas negras. “No se les encienden velas, no se les tocan campanas, (“agogó”), “ni siquiera se les dá de beber”.

“Los orishas guardan un luto riguroso, y las Ngangas también”.

Los “kimbisas” desde las seis de la mañana hasta la tarde, visitan iglesias y los cementerios. Los ñañigos cubren a “Akanarán”. No se arranca una sola yerba, pero a oscuras, antes de salir el sol del “Sábado de Gloria”, iyalochas, babalawos y paleros, todos van al campo a saludar a la ceiba y proveerse de ewé o de “vititi”, de yerbas y plantas que llevan a sus casas chorreando el rocío, (ororó) milagroso y sagrado del amanecer,  (oyuma u oloni) de éste día .

Resucita el Señor, (“Baba-Olorun”), la vida vence a la muerte.

Los mayomberos cristianos, «cuando Dios vuelve el Sábado de Gloria, le matan un gallo o un chivo ese gran día. Los huesos del ave o del animal, lo entierran junto al tronco de una ceiba sin que falte uno solo, cuidando que no se parta ni uno solo.
Los espíritus que manejan los «paleros», siempre permiten que estos consuman la carne de los animales sacrificados. Jamás la reclaman, (no necesitan mas que sangre y aguardiente).

No así los orishas lucumís, que tantas veces privan a los santeros, cuando estos mas lo apetecen, de gustar muy sabrosos platos, (pues las aves y animales que se le ofrendan, en la mayoría de las veces, no podrán probarlos). Inmolarles los animales que se hallen en mal estado; ciegos o cojos, enfermos o flacos, sería una ofensa para el orisha, y en esto hay que tener gran cuidado.

Otro día en que se debe recoger la yerba, es el 24 de Junio, día de San Juan, que en la Habana se celebra a «Oggún», «Señor de el Monte»; pero el aché de la resurrección es más grande, no hay comparación. «Porque Dios ha estado muerto y resucita». El Sábado de Gloria, día de su renacer, es el mas santo del año, porque es día de renovación de la vida universal; de regeneración milagrosa en el mundo vegetal y de reconstitución, y en éste día es a concentrarse en las yerbas, en los árboles y en el agua, cuando «Dios resucita» el sábado, al momento de salir el sol, que bendice la tierra, «le dá a su ewé su aché» y acrecenta el valor curativo y mágico de la planta que el santero, el de «Regla de Ocha», (el lucumí), utilizará, exclusivamente, para fines benéficos.

Todo lo contrario ocurre el «Jueves y el Viernes Santos», pues «el diablo se suelta» y los mayomberos judíos se aprovechan para hacer daño. «Le dá al monte en esos días sangre de gato y de perro negro, y aprovechan que «Eshú, «Lungambé», «Lukánkansa», «Cachica», «Carire» y «Cadiampemba», no tienen contrincante».

En estos dos días, todos se internan en el monte cuando el sol está en el cenit, (el centro) o a la media noche, («pues para cortar palos y bejucos del diablo, no hay días mejores»). Capturan espíritus maléficos, componen sus «wémbas» fatales, le dan sangre a sus «ndokis», trafican con todo lo malo……. (‘Para eso «Eshú», rey de la maldad, está reinando solo»).

Y van a los pozos a proveerse para el año de «agua del diablo». Porque el Jueves y el Viernes Santos es cuando mejor y mas fácil se habla con «Satanás», que está en el fondo tenebroso del agua. «Quien quiera hablar con «Lugambé» en estas fechas, como hacen los brujos, que a las doce del día coloque un espejo en el brocal de un pozo viejo; éste se ennegrece totalmente y el espíritu malo se manifestará. Diríjase a él; escoja las peores frases y mas insultantes, y en esa forma, pídale lo que quiera».

El agua de pozo que se recoge en estos dos días y que guarda en su casa el brujo, tiene la propiedad de apestar horriblemente. El sabor es inmundo. Los «nganguleros judíos» se la administran a los suyos en caso de enfermedad, («porque el diablo cura a su gente»), para incorporarles sus fuerzas infernales, o para hacerlos invulnerables contra los ataques de otros diabólicos adversarios.
Los «jigües» y los guijos», (los enanos de los ríos), suben a la superficie de estos y se manifiestan en estos días.

En cambio el agua de Dios, el «Agua de Gloria o de «Resurrección», que congos y lucumís sacaban del pozo en dichos días, ni apestaba ni se descomponía y era y es si se emplea, extremadamente saludable.
Los «trabajos» que hacen los «kimbiseros judíos» el Jueves Santo, no se desbaratan; si a alguien le «roban la sombra» ese día en pleno sol, «que prepare la mortaja», pues estará perdido.

Y el mayor convencimiento que puede ofrecerse hasta que punto se resiente la naturaleza de la muerte de Cristo es, que árboles y plantas experimentan realmente un gran dolor. El piñón de botija, «áddo olobotuyo”, «ole iyétebe», (en lucumí); «masorossi», (en congo). El piñón contiene en abundancia una savia espesa blanca como la leche; pues si el Viernes Santo se le da un tajo al tronco, el «piñón de botija» no derrama leche sino sangre. «La savia se convierte en sangre».

Son muchos los misterios y prodigios que ocurren en el campo en Semana Santa y solo el «aggugú» y el «muloyi» penetran en el monte para aprovecharse de la influencia maléfica de «Eshú» o «Kaddiempémba” que es entonces, durante esos dos días, dueño incontestable y acrecenta el poder de los palos y bejucos malvados con los que compone o refortalece sus «Prendas». «El monte es entonces teatro de las más extrañas y horrendas apariciones».

©️ngangamansa.com

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