
En las comunidades beninesas con una fuerte creencia animista hay una miríada de sociedades secretas, ni la educación moderna ni las culturas occidentales adoptadas en ciertas comunidades han perturbado en modo alguno la organización tradicional de las sociedades. El vudú tiene más que nunca su lugar. En este país hay muchas sociedades secretas. Entre otras, el Zangbeto, el Oro, el Guèlèdè y el Egun (Kutito).
Los Zangbeto (fantasmas)
El Zangbétô donde los vigilantes nocturnos, conocidos por ser fantasmas, no se cruzan todo el tiempo. Salen más a menudo por la noche entre las 9 p. m. y las 10 p. m. A veces después. Por la noche salen con el rostro descubierto, pero durante el día y para las ceremonias quieren ser «seres» extraños, con una máscara de rafia.
Sus salidas siempre van precedidas de cantos y gritos. En cada salida, tienen como misión robar y encarcelar a todos los que se cruzan en su camino, para luego liberarlos por la mañana. Según algunos entendimientos, el propósito es evitar que los ladrones operen. Otros Zangbéto son menos indulgentes. En algunos barrios, y según las versiones más míticas que rodean a su organización, obligan a todos los que encuentran en su salida a unirse a su sociedad, después de haberlos regañado. Salen los días en que los mercados no están ocupados para que puedan bloquear el camino sin obstaculizar el comercio. Son una fuerza policial al servicio de la comunidad. Sociedades exclusivamente masculinas, los Zangbétô tienen su propio “lenguaje”, códigos que les permiten identificarse. En esta sociedad se pueden iniciar niños de 10 años, así como un hombre blanco.
El Guèlèdè
Esta sociedad se ha propuesto como misión exorcizar las comunidades en las que opera. De origen yoruba, los Guèlèdè se encuentran principalmente en los pueblos de Ouémé. De hecho, en algunas comunidades beninesas, todavía son evidentes las creencias de que las mujeres tienen la capacidad de convertirse en brujas y así causar muertes, pérdidas agrícolas y otras desgracias. Con este fin, el objetivo de los Guèlèdè es liberarse de la influencia de las brujas y otros espíritus malignos, a través de rituales de libaciones, danzas con máscaras. El objetivo no es sólo alejar estos malos espíritus, sino más aún hacerlos al final favorables a toda la población. No obstante, si los portadores de las mascarillas son exclusivamente hombres; cabe señalar que son sólo los artistas intérpretes o ejecutantes. Los Gèlèdè están dirigidos al más alto nivel por mujeres.
El Kutito (Egún)
Los Kutito son mejor conocidos por su máscara, Egun. Probablemente estén en Benín, la sociedad más temida espiritualmente. Según algunos observadores, es a ellos a quienes se dirige el culto a los muertos y todos los sacrificios que lo acompañan. Estrictamente reservados a los hombres, los Kutito son considerados, según las creencias tradicionales, como los muertos reencarnados para proteger a los vivos, vengarse o corregir ciertas cosas. Algunas versiones dicen que los muertos se manifiestan a sus descendientes a través de estas sociedades. Capaces de operar a plena luz del día, sin embargo, siempre están escondidos de pies a cabeza bajo hermosos taparrabos decorados con bordados, conchas y acompañados por un hombre también perteneciente a este clan, que los protege de los vivos curiosos por identificarlos.
Los Olos
Su modus operandi es similar al de los Zangbéto, excepto que los Olo tienen la reputación de ser la sociedad secreta más violenta. Conocidos por ahora realizar salidas a principios de septiembre, los integrantes de esta sociedad tienen como misión perseguir a ladrones, delincuentes y mujeres adúlteras. Para cumplir esta misión, los Olo bailan y cantan en las calles, equipados con machetes y chicotes. Según los testimonios, golpean sin ningún tipo de juicio a su objetivo ya todas las demás personas con las que se encuentran. Tenga cuidado de no impedir que trabajen tocando su chicote. Cualquiera que rompa esta regla se expone fácilmente al linchamiento. Para evitar este tipo de incidentes, aparecen de noche al lúgubre sonido de los rombos, y cuando uno de sus miembros muere. Allí, operan mediante el desramado total de un árbol. Esta última ceremonia es de particular importancia en esta sociedad. Consiste en quitar las ramas sobre el tronco y dejar solo una. Aunque parezca fácil y ordinario, no se hace sin una dosis de gri-gri. Después de esta ceremonia, debe ocurrir un milagro, aseguran los iniciados. Además, en esta sociedad que acepta tanto a mujeres como a hombres, los miembros están obligados por un pacto de omerta. Al igual que Zangbeto, romper el mito sobre los secretos de la organización está sujeto a maldiciones y la ira de los dioses.
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