
Los mucubal (Cubal / Mucubal / Mucuval /Mucabale / Mugubale) son un subgrupo de la etnia herero que se asienta en el sur de Angola. También son personas de habla bantú. Se afirma históricamente que los Mucubal son originarios de Kenia y están relacionados con los Massai. Son pastores seminómadas que viven como ganaderos y se dedican a la agricultura.
Pocos han oído hablar o visitado este fascinante grupo étnico. La vida de los Mucubal se basa en la ganadería y la agricultura y conservan muchas tradiciones interesantes, entre ellas el afilado de los dientes. A las niñas se les afilan los dientes superiores y se les quitan los dientes inferiores. Los ancianos persuaden a las niñas para que hagan esto convenciéndolas de que sus dientes salen de la boca todas las noches para visitar un agujero donde la gente defeca y regresa a la boca cubierta de excremento.
Las mujeres también usan grandes tocados, conocidos como ompota . Estos están hechos de un marco de mimbre, cubiertos de tela y contienen colas de vaca atadas. Está decorado con abalorios, botones y conchas. Llevan un finas tiras de cuero alrededor de sus pechos, también, que se utiliza como sostén, y numerosos brazaletes y tobilleras de hierro.
Los mucubales hablan el idioma herero. Hay varias formas de decir hola. «Okamene» significa buenos días», «Tchou» es lo que una mujer responde a un saludo y «Mba» es la palabra que un hombre responde a una mujer que lo saluda.
La estructura y organización familiar son muy específicas. El padre tiene la autoridad y es el cabeza de familia, aunque se considera más importante la filiación matrilineal, ya que heredan a través de la familia materna. Por ejemplo, el hijo del Soba -la hermana del cacique del pueblo- es el heredero del Soba. Los Mucubal solo puede casarse con un forastero del clan, aunque no puede ser con un miembro de otra tribu como un Himba por ejemplo.
Las mujeres mucubales, cuando son solteras, van desnudas de cintura para arriba, con los senos descubiertos, cubiertos únicamente por collares y pulseras untadas con estiércol de vaca, y una tela corta atada a la cintura a modo de falda.
Casadas y madres, se amarran los senos con finas tiras de cuero (hilos) hasta dejarlos planos.
Cada Mucubal tiene un kimbo y varias chozas dispuestas en círculo, donde se reúnen todas las mujeres y la familia. La casa está hecha de arena, con estiércol de vaca, complementada con palos que hacen las veces de puerta. A pesar del material rudimentario, los espacios son seguros y soportan la lluvia, sin ninguna infiltración.
Son una comunidad que “desafía” al mundo con una demostración de pureza y resistencia de la civilización africana, sin recurrir a los más nobles descubrimientos de la globalización, manteniendo hábitos y costumbres semiprimitivas, en pleno siglo XXI.
Guerreros tradicionales y pastores de ganado… ávidos de saber, en esencia, las razones de esta eterna y consistente conexión con un pasado casi milenario. “Es un pueblo conservador, en términos culturales, pero muy solidario y acogedor”.
La etnia Herero, de donde provienen los Kuvales (Mucubal), se identifica fácilmente por la forma tradicional en que se visten. Son un pueblo inconfundible, que se diferencia de los pueblos civilizados por sus típicos brazaletes, chaquiras y turbante de piel de oveja, que son adornos indispensables para las mujeres. Los hombres tienen diferentes tipos de cabello, cada uno con su propio significado. Un mucubal puede incluso pasar desapercibido en su forma de vestir, para quienes no conocen su mundo. Sin embargo, un simple detalle garantiza la autenticidad de una extremidad: la dentadura, siguiendo estrictamente una costumbre que, siendo poco advertida, sirve como único detalle para evaluar la autenticidad de una extremidad: la lima de los incisivos inferiores. Su generación actual mantiene los mismos hábitos que sus antepasados, en la forma de vestir, comer, criar y proteger al ganado. La tradición es muy exigente y sin ella muere el pueblo Mucubal.
Es un grupo sencillo, humilde y trabajador, poseedor de llamativos códigos sociales propios de la ascendencia africana. Su tradición revela una sabiduría natural, que es la única manera de explicar su “victoria” y facilidad de adaptación al desierto. Su vínculo con la tradición es inquebrantable. La comunidad puede parecer superada en el tiempo y el espacio, pero conserva la más típica sabiduría africana, sobreviviendo y resistiendo durante varios siglos a la invariable sequía.
Desde la época colonial se ha optado por una alimentación basada casi exclusivamente en frutos silvestres, leche y sus derivados. Carne, solo en ocasiones especiales. Los bueyes, su mayor riqueza, son el centro de la organización social, siendo la fuente de casi todo lo que necesitan. Sirve para hacer un poco de todo. De la piel del animal sale el lecho, de la leche el alimento, de las heces mezcladas con el barro el sostén de las casas y del cadáver el homenaje a los muertos. En esta comunidad, cuanto mayor sea el número de cabezas de ganado, más respetable será el dueño, de ahí que toda la organización social gire en torno a esta especie animal.
Los matrimonios de conveniencia son la regla la mayor parte del tiempo. La prometida es presentada a su futuro marido durante la ceremonia de Fico, cuando tiene catorce años o menos. Esta ceremonia consiste en una fiesta con las dos familias en la que se ofrecen regalos. La pareja tiene que esperar unos años más antes de consumar el matrimonio en el centro del pueblo. Los hombres mucubales pueden tener varias esposas y también se les permite vender a su esposa, si no se llevan bien con ella o incluso si quieren ganar dinero, ya que una mujer puede valer 2 vacas, que son unos 2000 euros.
Para un primer matrimonio una mujer puede llegar a valer 3 o 4 vacas. Es posible ser repudiado por la familia de su padre pero no por la de su madre porque para ellos este vínculo es sagrado. El tío materno tiene que proporcionar a su sobrino un buey, llamado Remussungo. Sin embargo, un padre proporciona a su hijo un buey, llamado Hupa.
Los Mucubal creen en un dios llamado Huku y también adoran a los espíritus de sus ancestros. La adivinación también es importante y utilizan amuletos y talismanes para diversos fines, entre ellos proteger su ganado o prevenir el adulterio.
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