
DEMONIO FAMILIAR: (Véase Espíritu familiar)
DEMONOLOGIA, DEMONOGRAFIA: tratado de la naturaleza y de la influencia de los demonios.
DEMONOMANCIA: (del gr. daimoin y manteia, adivinación): Pretendido conocimiento del porvenir por la inspiración de los demonios.
DEMONOMANO: variedad de la perturbación mental, que consiste en creerse poseído del demonio.
DIABLO: (del gr. diabolos, delator, acusador, maldiciente, calumniador). Según la creencia vulgar, es un ser real, un ángel rebelde, jefe de todos los demonios, que tiene poder suficiente para luchar contra el mismo Dios. El diablo conoce nuestros más secretos pensamientos, inspira todas las malas pasiones y torna todas las formas para inducirnos al mal. Según la doctrina de los Espíritus acerca de los demonios, el diablo es la personificación del mal: es un ser alegórico que resume en si todas las malas pasiones de los Espíritus imperfectos. Así como los antiguos daban a sus divinidades alegóricas atributos especiales; al Tiempo, una guadaña, un reloj de arena, alas y el aspecto de un viejo; a la Fortuna, una venda puesta en los ojos y una rueda bajo un pie, etcétera; así el diablo ha tenido que ser representado por rasgos características de las bajezas de las inclinaciones. Los cuernos y el rabo son los emblemas de la bestialidad, es decir, de la brutalidad de las pasiones animales. DIOS: inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas, eterno, inmutable, inmaterial, único, todopoderoso, soberanamente justo y bueno e infinito en todas estas perfecciones.
DRIADES (véase Hamadríades)
DUENDES (del latín fadus, fada, hada): especie de diablillo, más malicioso que perverso, que pertenece a la clase de los espíritus ligeros. (Véase Trasgo.)
EMANCIPACION DEL ALMA: estado particular de la vida humana, durante el cual el alma, desprendiéndose de sus lazos materiales, recobra algunas de las facultades del Espíritu y entra más fácilmente en comunicación con los seres incorpóreos. Este estado se manifiesta principalmente por el fenómeno de los sueños, del somniloquio, de la doble vista, del sonambulismo natural o magnético y del éxtasis. (Véanse estas palabras.)
ENCARNACION: Estado de los Espíritus que revisten cuerpo. Se dice: Espíritu encarnado por oposición a Espíritu desencarnado o errante. Los Espíritus son errantes en el intervalo de dos de sus diferentes encarnaciones. La encarnación puede tener lugar en la tierra o en otro mundo.
ENSUEÑO: efecto de la emancipación del alma durante el sueño. Cuando los sentidos quedan aletargados, se relajan los lazos que unen el alma al cuerpo, y aquélla queda más libre, recobra en parte sus facultades de Espíritu y entra más fácilmente en comunicación con los seres del mundo incorpóreo. El recuerdo que conserva el despertar de lo que ha visto en otros medios y en otros mundos, o en sus existencias pasadas, constituye el ensueño propiamente dicho. Este recuerdo, no siendo sino parcial, casi siempre incompleto y mezclado con recuerdos de la vigilia, da por resultado, en la ilación de los hechos, soluciones de continuidad que rompen la trabazón y producen esos conjuntos extraños que parecen sin sentido; poco más o menos que lo que ocurriría con la descripción de un hecho de la que de tanto en tanto se eliminaran frases o fragmentos.
ERRATICIDAD: estado de los Espíritus errantes, es decir, no encarnados, durante los intervalos de sus diversas existencias corporales. La erraticidad no es un signo absoluto de inferioridad para los Espíritus. Hay Espíritus errantes de todas clases y categorías, menos del primer orden o Espíritus puros, que no teniendo ya que reencarnar, no pueden considerarse como errantes. Los Espíritus errantes son felices o desgraciados, según el grado de su depuración. Es en este estado cuando el Espíritu, despojado del velo material del cuerpo, reconoce sus existencias anteriores y las faltas que le alejan de la perfección y del bien infinito. Entonces es también cuando elige nuevas pruebas, al objeto de adelantar más rápidamente.
ESCALA ESPIRITISTA: cuadro de los diferentes órdenes de Espíritus, indicando los grados que tienen por alcanzar para llegar a la perfección. Comprende tres órdenes principales: los Espíritus imperfectos, los Espíritus buenos y los Espíritus puros; y se subdivide en nueve clases, caracterizadas por la progresión de los sentimientos morales y de las ideas intelectuales. Los Espíritus, por espontánea confesión, nos enseñan que pertenecen a diferentes categorías, según el grado de su depuración, y nos dicen también que estas categorías no constituyen especies distintas, sino que todos los Espíritus están llamados a recorrerlas sucesivamente. (Véase el desarrollo relativo al carácter de cada clase de Espíritus, en el capítulo especial.)
ESFERA: palabra con la cual ciertos Espíritus designan los diferentes grados de la escala espiritista. Dicen que han alcanzado la quinta o la sexta esfera, como otros dicen el quinto o el sexto cielo. Por el modo como se expresan, se podría creer que la tierra es un punto central rodeado de esferas concéntricas en las cuales se cumplen sucesivamente los diferentes grados de perfección. Los hay también que hablan de la esfera de fuego, de la esfera de las estrellas, etcétera. Como las más simples nociones de astronomía bastan para demostrar lo absurdo de semejante teoría, no puede provenir tal expresión sino de una falsa interpretación de las palabras, o de Espíritus muy atrasados, imbuidos aún de los sistemas de Ptolomeo y de TycoBrahe. Si un hombre que se reputa sabio, sostiene una tesis evidentemente absurda, el que menos, duda de su saber. Igual debe hacerse con los Espíritus. La experiencia nos enseña a distinguir entre ellos. Estas expresiones son, pues, viciosas, aun tomadas en sentido figurado, porque pueden inducir a error sobre el verdadero sentido de la progresión de los Espíritus. (Véase Reencarnación.)
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