
HAMADRIADES: (del griego ama, conjunto, y drûs, roble. Dríade, de drûs, roble): ninfa de los bosques, según la mitología pagana. Las dríades eran ninfas inmortales que presidían a los árboles en general y que podían vagar libremente en torno de aquellos que les eran particularmente consagrados. La hamadríade no era inmortal: nacía y moría con el árbol cuya protección le estaba confiada, al que no podía jamás abandonar. No es dudoso hoy en día que el concepto de las dríades y hamadríades, tiene su origen en manifestaciones análogas a las que somos testigos. Nuestros antepasados, que lo poetizaban todo, divinizaron las inteligencias ocultas que se manifiestan en la substancia misma de los cuerpos. Para nosotros, no son más que Espíritus golpeadores.
HECHICEROS: (del latín factitius, artificioso). Se les dio primitivamente este nombre a los individuos que se dedicaban a predecir la suerte, y por extensión, a todos aquellos a quienes se atribuía un poder sobrenatural. Los fenómenos extraños que se producen bajo la influencia de ciertos médiums, prueban que el poder atribuido a los hechiceros se basa en una realidad, bien que luego el charlatanismo haya abusado de ello, como abusa de todo. Si en nuestro siglo hay todavía personas que atribuyen estos fenómenos al demonio, con mayor razón debieron creerlo en los siglos de ignorancia. De aquí resultó que los individuos que poseían, aun contra su voluntad, algunas de las facultades de nuestros médiums, fueron condenados a la hoguera.
IDEAS INNATAS: ideas o conocimientos no adquiridos que parece traemos al nacer. Se ha discutido mucho sobre las ideas innatas, cuya existencia han combatido ciertos filósofos, que pretenden que todas las ideas son adquiridas. Si así fuera, ¿cómo explicar cierras predisposiciones naturales que se revelan frecuentemente desde la mas tierna edad, y sobre las cuales no se ha dado enseñanza ninguna Los fenómenos espiritistas lanzan raudales de luz sobre este problema. La experiencia no permite hoy dudar que cierta clase de ideas, hallan su explicación en la sucesión de las existencias. El conocimiento adquirido por el Espíritu en existencias precedentes, se refleja en las existencias posteriores por lo que llamamos ideas innatas.
ILUMINADO : calificación dada a ciertos individuos que pretenden ser instruidos por Dios de una manera particular. Se les considera, generalmente, como visionarios o desequilibrados mentales. Con la calificación de “secta de iluminados”, se ha confundido a todos aquellos que reciben comunicaciones inteligentes y espontáneas de parte de los Espíritus. Si entre ellos se han hallado hombres sobreexcitados por su imaginación exaltada, hoy es notorio que debe de hacerse la parte correspondiente a la realidad del hecho.
INFIERNO (del lat. inferna, compuesto de infernus, inferior, que está a la parte baja, debajo; sobreentendiéndose locus: lugar inferior); así nombrado porque los antiguos lo creían en las entrañas de la tierra. En plural sólo se usa en lenguaje poético o hablando de los lugares subterráneos, a donde, según los paganos, iban las almas después de la muerte. Los infiernos comprendían dos partes: los Campos Elíseos, morada encantadora de los hombres de bien, y el Tártaro, lugar donde los malos sufrían el castigo de sus crímenes por el fuego y otras torturas eternas. La creencia relativa a la posición subterránea de los Espíritus, ha sobrevivido al paganismo. Según la Iglesia Católica, Jesús descendió a los infiernos, donde las almas de los justos esperaban su advenimiento en los Limbos. Las almas de los pecadores serán precipitadas en los infiernos. La significación de esta palabra, es, hoy día; muy restringida, y se aplica solamente a la morada de los réprobos; mas al progreso de las ciencias geológicas y astronómicas, habiendo lanzado raudales de luz sobre la estructura del globo terrestre y su verdadera posición en el espacio, ha desterrado el infierno de su seno, y no le queda lugar alguno determinado. En el estado de ignorancia, el hombre es incapaz para las abstracciones y para las generalizaciones; no concibe nada que no esté localizado y circunscrito; materializa lo inmaterial y llega hasta a rebajar la Majestad Divina. A medida que el progreso de la ciencia positiva se extiende, reconoce su error; sus ideas dejan de ser mezquinas y el horizonte del infinito se despliega ante su mirada. Por ello se ha llegado a concebir, según la doctrina espiritista, que no pudiendo ser sino morales las penas de ultratumba, tales penas han de radicar en la naturaleza imperfecta de los Espíritus inferiores. No hay infierno localizado en el sentido vulgar que se da a tal palabra; pero cada uno le llevamos con nosotros mismos por los sufrimientos a que estamos sujetos, que no son menos punzantes por que no sean físicos. El infierno está donde hay Espíritus imperfectos. (Véanse Paraíso, Fuego eterno, Penas eternas.)
INSTINTO: especie de inteligencia rudimentaria que dirige a los seres vivos en sus acciones, sin intervención de su voluntad y en interés de su conservación. El instinto se convierte en inteligencia cuando media la deliberación. Por el instinto se obra sin razonar; por la inteligencia se razona antes de obrar. En el hombre se confunden frecuentemente las ideas instintivas con las ideas intuitivas. Estas últimas son las adquiridas en estado de Espíritu o en existencias anteriores, de las que se conserva un vago recuerdo
INTELIGENCIA: facultad de concebir, de comprender, de razonar. Seria injusto rehusar a los animales cierta especie de inteligencia y creer que no hacen otra cosa que seguir maquinalmente el impulso ciego del instinto. La observación demuestra que en muchos casos obran deliberadamente y según las circunstancias; pero esta inteligencia, por admirable que sea, se limita siempre a la satisfacción de las necesidades materiales, mientras que la del hombre le permite elevarse por encima de la condición de la humanidad. La línea de demarcación entre los animales y el hombre, es trazada por el conocimiento que le es posible alcanzar a éste último respecto del Ser Supremo. (Véase Instinto.)
INTUICION: (Véanse Instinto, Ideas innatas.)
INVISIBLE: nombre con el cual cierras personas designan a los Espíritus en sus manifestaciones. Esta denominación no nos parece acertada, en primer término, porque si la invisibilidad es, para nosotros, el estado normal de los Espíritus, sabido es que no es absoluta, puesto que se nos pueden aparecer en forma visible; y en segundo lugar, porque esa calificación no tiene nada que caracterice esencialmente a los Espíritus, desde el momento que se aplica también a todos lo cuerpos inertes que no afectan al sentido de la vista. La palabra Espíritu, tiene, por sí misma una significación que evoca la idea de un ser inteligente e incorpóreo. Advirtamos aun, que hablando de un Espíritu determinado, del de Fenelón, por ejemplo, se dirá: “Es el Espíritu de Fenelón quien ha dicho tal cosa”; y no: “Es el invisible de Fenelón quien ha dicho tal cosa.” Perjudica siempre a la claridad y a la pureza del lenguaje el desviar las palabras de su propio significado.
INVOCACION: (del latín, in, en, y vocare, llamar). Evocación (del latín, vocare, y e o ex, de, fuera de): estas dos palabras no son perfectos sinónimos, aunque tengan la misma raíz, vacare, llamar, y es un error emplear la una por la otra. “Evocar esto es, llamar, hacer venir, hacer aparecer por ceremonias mágicas, por encantos. Evocar las almas, los Espíritus las sombras. Los necrománticos pretendían evocar las almas de los muertos”. (Acad.) Entre los antiguos, evocar era hacer salir las almas de los infiernos para que respondieran al conjuro.
INVOCAR: es llamar en sí o en su socorro a una potencia superior o sobrenatural. Se invoca a Dios por la oración: en la religión católica se invoca también a los Santos. Toda plegaria es una invocación. La invocación está en el pensamiento; la evocación es un acto. En la invocación, el ser a quien se dirige, atiende; en la evocación, se desplaza del lugar en que está para venir a nosotros y manifestar su presencia. La invocación no se dirige sino a los seres que se supone bastante elevados para asistirnos; la evocación se hace a los Espíritus inferiores lo mismo que a los superiores. “Moisés prohibió, bajo pena de muerte, evocar las almas de los muertos, práctica sacrílega en uso entre los cananeos. El capítulo XXII del libro segundo de los Reyes, habla de la evocación de la sombra de Samuel por la Pitonisa.” El arte de las evocaciones, como se ve, remonta a la mayor antigüedad: se halla en todas las épocas y en todos los pueblos. Antes, la evocación fue acompañada de prácticas místicas, sea que se las creyera necesarias, o sea, y esto es lo más probable, que de ese modo se las revestía con el prestigio de un poder superior. Hoy se sabe que el poder de evocar no es un privilegio de nadie, que pertenece a todo el mundo, y que todas las ceremonias mágicas y cabalísticas, no son sino un vano aparato. Según los antiguos, todas las almas evocadas, o iban errantes, o venían de los infiernos, que comprendían, como se ha dicho, así los Campos Elíseos como el Tártaro. No se daba a ello ninguna mala interpretación. En el lenguaje moderno, como la significación de la palabra infierno se ha restringido a la de lugar de castigos, se sigue, para cierras personas, que la evocación se hace no mas a los malos Espíritus o demonios; pero esta creencia ha desapareciendo a medida que se adquiere un conocimiento más profundo de los hechos. Por ello resulta la menos extendida entre todos los que creen en la realidad de las manifestaciones espiritas. No puede prevalecer ante la experiencia y un razonamiento libre de prejuicios.
LARES: (Véanse Manes, Penates.)
LIBRE ALBEDRIO: libertad moral del hombre: facultad que éste tiene de guiarse por su voluntad en el cumplimiento de sus actos. Los Espíritus nos enseñan que la alteración de las facultades mentales por una causa accidental o natural, es lo único que priva al hombre de su libre albedrío: fuera de este caso, es siempre dueño de hacer o de dejar de hacer. También goza de esta libertad en estado de Espíritu; y en virtud de ella, elige libremente la existencia y las pruebas que cree apropiadas a su adelanto. Si la conserva en el estado corporal, es para poder luchar contra esas mismas pruebas. Los Espíritus que enseñan esta doctrina, no pueden ser malos Espíritus. (Véase Fatalidad.)
©️ngangamansa.com