
LUCIDEZ, clarividencia: facultad de ver sin el concurso de los órganos de la vista. Es una facultad inherente a la naturaleza del alma, o del Espíritu, que reside en todo su ser, y por esta razón, en todos los casos en que hay emancipación del alma, tiene, el hombre, percepciones independientes de los sentidos. En el estado corporal normal, la facultad de ver queda limitada por los órganos materiales; desprendida de este obstáculo, no queda circunscripta y se extiende a todo aquello en que el alma ejerce su acción: tal es la causa de la visión a distancia de que gozan ciertos sonámbulos. Ven en el lugar mismo que observan, porque si el cuerpo no está allí, está, en realidad, el alma. Bien puede decirse, pues, que el sonámbulo ve por la luz del alma. La palabra clarividencia es de aplicación más general; lucidez suele aplicarse particularmente a la clarividencia sonambúlica. Un sonámbulo es más o menos lúcido, según sea mas o menos completa la emancipación de su alma.
MAGIA, MAGO (del griego magos, sabiduría, sabio, forma do de magia, conocimiento profundo de la naturaleza, de donde deriva mage, sacerdote, sabio filósofo entre los antiguos persas): La magia, en su origen era la ciencia de los sabios. Todos los que conocían la astrología, todos los que pretendían poder predecir el porvenir, todos los que hacían cosas extraordinarias e incomprensibles para el vulgo, eran magos o sabios, a quienes mas tarde se llamó encantadores. El abuso y el charlatanismo han desprestigiado a la magia; pero todos los fenómenos que se reproducen hoy día por el magnetismo, el sonambulismo y el Espiritismo, prueban que la magia no era un arte quimérico, y que entre muchos absurdos, había, seguramente, cosas muy reales. La vulgarización de estos fenómenos tiene por efecto destruir el prestigio de aquellos que los producían bajo el velo del secreto, y abusaban de la credulidad atribuyéndose un pretendido poder sobrenatural. Gracias a esta vulgarización, sabemos hoy que no hay nada sobrenatural en este mundo, y que ciertas cosas que nos parecen derogan las leyes de la naturaleza, es, simple mente, porque desconocemos su causa.
MAGNETISMO ANIMAL (del griego y del latín magnes, imán): Se denomina así, por analogía con el magnetismo minera1. La experiencia ha demostrado que esta analogía sólo existe en apariencia, y por lo tanto, la adaptación no es exacta; pero como se ha consagrado por el uso universal, y como el calificativo que se agrega al nombre no permite equívocos, hay más inconveniente que utilidad en cambiar el nombre. Algunos lo substituyen, sin embargo, por mesmerismo; pero, hasta el presente, no prevalece. El magnetismo animal puede definirse así: Acción recíproca de dos seres vivos por medio de un agente especial denominado fluido magnético.
MAGNETIZADOR, MAGNETISTA: este último nombre es empleado por algunos para designar a los adeptos del magnetismo, a los que admiren sus efectos. El magnetizador es el práctico, el que ejerce el magnetismo; el magnetista es el teórico. Se puede ser magnetista sin ser magnetizador; y al revés, no se puede ser magnetizador sin ser magnetista. Esta distinción nos parece útil y lógica.
MANES (del latín manere, quedar, según unos; de manes, manium, formado de manus, bueno, según otros). En la mitología romana y etrusca, los manes eran las almas o las sombras de los muertos. Los antiguos sentían gran respeto por los manes de sus antepasados, que creían congraciar con sacrificios los figuraban bajo la forma humana, pero vaporosa, e invisible, errando en torno de sus tumbas o de sus moradas y visitando a sus familiares. ¿Quien no reconocerá en esos manes a los Espíritus bajo la envoltura semimaterial del periespíritu, que nos dicen estar entre nosotros bajo la forma que tenían de vivos? (Véase Penates.)
MANIFESTACION: Acto por el cual un Espíritu revela su presencia. Las manifestaciones son: Ocultas: cuando no tienen nada de ostensible y el Espíritu se limita a influir sobre el pensamiento; Patentes: cuando son apreciables por los sentidos; Físicas: cuando se traducen en fenómenos materiales, tales como ruidos, movimiento y desplazamiento de objetos, etc.; Inteligentes: cuando revelan un pensamiento (véase Comunicación); Espontáneas: cuando son independientes de la voluntad y tienen lugar sin que ningún Espíritu sea llamado; Provocadas: cuando son el efecto de la voluntad, del deseo o de una evocación determinada; y Aparentes: cuando el Espíritu se produce a la vista (véase Aparición.)
MATERIALISMO : sistema adoptado por los que piensan que en el hombre todo es materia y que nada sobrevive a la destrucción del cuerpo. Nos parece inútil refutar esta opinión, que, por otra parte, es solo personal de algunos individuos y no constituye doctrina en parte alguna. Si por el razonamiento no se puede demostrar la existencia del alma, las manifestaciones espiritistas son de ella una prueba patente. Gracias a estos fenómenos, asistimos, en cierto modo, a todas las peripecias de la vida de ultratumba. El materialismo, que se funda no más en una negación, no puede resistir a la evidencia de los hechos. Por ello la doctrina espiritista ha salido victoriosa frecuentemente, aun entre aquellos que habían resistido a toda otra clase de argumentos. La vulgarización de! Espiritismo es el medio más poderoso para extirpar esa plaga de las sociedades civilizadas.
MEDIUM (de1latín medium, mediador, intermediario): persona accesible a la influencia de los Espíritus, y más o menos dotada de la facultad de recibir y de transmitir sus comunicaciones. El médium es para los Espíritus un agente intermediario, o un instrumento más o menos cómodo, según la naturaleza o el grado de la facultad mediadora. Esta facultad atañe a una disposición orgánica especial, susceptible de desarrollo. Se distinguen muchas variedades en la mediumnidad, según su aptitud particular para tal o cual modo transmisivo, o tal o cual género de comunicación.
MEDIUMS DE EFECTOS FISICOS: son aquellos que tienen poder para provocar manifestaciones ostensibles. Comprenden las variedades siguientes: Médiums motores: los que provocan el movimiento y desplazamiento de objetos; Médiums tiptólogos: los que provocan los ruidos, percusiones y golpes; y Médiums de apariciones: los que provocan las apariciones (véase Apariciones). Entre los médiums de efecto físico, se distinguen también: Los Médiums naturales: aquellos que producen los fenómenos espontáneamente, sin ninguna participación de su voluntad; y Los Médiums facultativos: aquellos que tienen la potencia de provocar los fenómenos por un acto de su voluntad.
MEDIUMS DE EFECTOS MORALES: lo son los más especialmente apropiados para recibir y transmitir las comunicaciones inteligentes. Distínguense, según su aptitud especial, en: Médiums escribientes psicógrafos: los que tienen la facultad de escribir por sí mismos bajo la in fluencia de los Espíritus (véase Psicografía.) Médiums pneumatógrafos: los que tienen la facultad de recibir la escritura directa de los Espíritus (véase pneumatografía.); Médiums dibujantes: los que dibujan bajo la influencia los Espíritus; Médiums musicales: los que ejecutan, componen o escriben música bajo la influencia de los Espíritus; Médiums parlantes: los que transmiten por la palabra lo que los escribientes transmiten por la escritura: Médiums comunicativos: los que tienen el poder, por su voluntad, de desenvolver en los otros la facultad de escribir, sean o no médiums escribientes: Médiums inspirados: personas que en el estado normal o en el de éxtasis, reciben, por el pensamiento, comunicaciones ocultas y ajenas a sus ideas preconcebidas; Médiums de presentimientos: los que, en ciertas condiciones, tienen una vaga intuición de las cosas futuras; Médiums videntes: las personas que gozan de la facultad de la doble vista o de ver a los Espíritus (véase Videncia); y Médiums sensitivos o impresionables: las personas que presienten la presencia de los Espíritus por una vaga impresión, de la que no pueden darse cuenta. Esta variedad no tiene un carácter bien definido: todos los médiums son necesariamente impresionables: la impresionabilidad, a su vez, es más una cualidad general que especial; algo así como una facultad rudimentaria, indispensable al desarrollo de todas las otras. Esta difiere de la impresionabilidad puramente física y nerviosa, con la cual no debe confundírsela. Nota. Algunos emplean la palabra media para el plural de médium. No vemos ninguna ventaja en multiplicar, sin necesidad, las excepciones, ya de sobra numerosas. Todos los gramáticos están acordes en distinguir el plural del singular con la adición de una s, o de la sílaba es, etc. ¿Por qué no decir médiums y sí media? Esto nos produce el efecto de un pedante amaneramiento.
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